Resumen
Uruguay se encuentra en una etapa de transición epidemiológica avanzada (OPS, 2020), con alta prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT), y alta incidencia de lesiones por causas externas en personas jóvenes (siniestralidad, politraumatizados por accidentes laborales, discapacidad, disfunción visual, suicidios etc.). Estudios recientes señalan que las tasas mundiales de enfermedades crónicas como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes están aumentando (OBSSR, 2016), y que la adopción de cuatro conductas clave para la salud -alimentación sana, dejar de fumar, actividad física regular y consumo moderado de alcohol- están asociadas a un postergación promedio de 12.5 años en la mortalidad por cualquier causa (Hagger et. al, 2018). En este contexto epidemiológico, y ya que desde hace algún tiempo, el Grupo Asesor Técnico (TAG) sobre Conocimiento del Comportamiento y Ciencias de la Salud de la OMS, la Oficina de Investigación en Ciencias Sociales y del Comportamiento (OBSSR) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y diversos departamentos de salud gubernamentales y oficinas de salud pública han promovido la búsqueda de soluciones conductuales para los crecientes costes humanos y económicos de la enfermedad (Hagger et. al, 2018). El giro al llamado “modelo biomédico clásico” permitió que la medicina reconociera la importancia de los procesos psicológicos para la salud física, y visceversa, de ésta para los procesos psicológicos asociados a la salud y la enfermedad (Howell y Ratliff, 2019). En tal sentido, las teorías de la cognición social han desempeñado un papel destacado en la identificación de los factores relacionados con el comportamiento saludable (Hagger, Polet, & Lintunen, 2018; McEachan, Conner, Taylor, & Lawton, 2011; Rich, Brandes, Mullan, & Hagger, 2015), y la investigación también ha sugerido que las intervenciones dirigidas a los constructos de las teorías han sido eficaces para cambiar los comportamientos de salud (Sheeran et al., 2016). Adicionalmente, y a nivel de comportamiento automático, desde la teoría del “nudge” (o empujoncito) se han desarrollado numerosos ejemplos de intervenciones costo-efectivas que mejoren la salud de la población (Thaler, 2018), mediante la aplicación de señales ambientales que podrían ayudar a tomar decisiones y ejecutar comportamientos saludables, exclusivamente en base a pequeñas modificaciones de la arquitectura de decisión e intervenciones sencillas y respetuosas del libre albedrío (Vallgårda, 2012; Hansen, Skov & Skov 2016). El objetivo del presente proyecto consiste en:
- Identificar y modelar comportamientos en salud en base a modelos cognitivos de salud, y en conjunto con instituciones conveniantes
- Diseñar y evaluar los resultados y el impacto de dichas intervenciones de promoción de la salud (nudge, educativas, informativas y psicológicas).
Instituciones asociadas: Instituto de Economía; Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, INJU y PIT-CNT, Bienestar Universitario.
Financiación
RDT, Semillero (aprobado, financiación pendiente disponibilidad de fondos).
Investigadores
Responsables: Nicolás Brunet y Giuliana Tórtora.
Equipo: Nahuel Suñol, Agustina Gottero, Dra. Ivone Perazzo y Dr. Agustín Reyes (Instituto de Economía; Facultad de Ciencias Económicas y de Administración), Roberto Aguirre (CIBPsi).
Instituciones asociadas: PIT-CNT, INJU, Bienestar Universitario.